miércoles, 17 de diciembre de 2008

Mi monstruo y yo II. Auto-acoso moral.

En Xing leí un texto que explica bastante bien lo que me pasó en la crisis y post crisis de los 18 años.

¿Qué pasaría si nos obligaran a vivir durante años encerrados en una habitación con alguien que, conociendo toda nuestra vida, fuera hostil hacia nosotros: nos criticara, nos reprochara todos nuestros errores, desmereciera nuestros logros y esfuerzos, descalificara nuestras opiniones, o fuera despiadado con nuestras heridas...? Bien: la habitación es nuestro cuerpo, y, si eso se da, ambos convivientes son distintas partes de nuestro propio psiquismo. Podríamos hablar de un auto-acoso moral. Y debemos saber algo: puesto que para la conformación de nuestra personalidad nos alimentamos psicológicamente de nuestro entorno... cuando hay un auto-acosador interno es porque nos lo hemos comido! Lo hemos introyectado desde el afuera. Esto no es en sí mismo un problema: el problema es que le hayamos conferido autoridad sobre nuestra vida. Y peor aún si se la seguimos confiriendo HOY!


Cuando advertimos esto, quisiéramos fumigar esas voces: hacerlas de-sa-pa-re-cer. Pero luchar contra ellas... sólo aumenta la auto-hostilidad! Será vital identificarlas como SÓLO una parte nuestra: NO la TOTALIDAD de quienes somos. Y en vez de pelear para erradicarlas, ponder la atención a cómo nos vinculamos con esa parte de sí. Tal vez uno haya luchado contra ella, se haya sometido a ella, se haya dejado angustiar por ella... pero esa parte de sí NO TIENE VERDADERA ENTIDAD! Es como descubrir que hemos estado obedeciendo por años, en vez de a una persona real... a una antigua grabación de cassette! Cualquier ser nefasto a quienes hayamos conferido autoridad sobre nuestra vida sólo pudo tenerla en tanto hayamos validando esa grabación. Además, sepamos algo: esa voz no es la de un monstruo interno, sino la de un niño asustado, que nos repite impostadamente lo que ha aprendido, para que "seamos perfectos y nos amen". La tarea no es echarlo de casa, sino re-educarlo para que sea LIBRE, con afectuosa firmeza.

El monstruo de mi sueño sería la parte interna de mi ser que por un lado intenta salir, pero con miedo a no ser aceptado ya que representa la parte diferente en mi, la que no es como los demás, se quiere rebelar, pero tiene miedo. Por otro lado, sería la voz de todas las normas y cosas impuestas desde fuera, las enseñanzas paternas que me tragué e hice mías. Es la parte de la conciencia formada por la "educación" exterior.
Hubo unos años en mi vida que siempre hacía caso a esa voz interna, creyendo que era la verdad, pero luego me di cuenta que no era eso lo que realmente era, y tuve una crisis, porque yo pensaba que las voces tenían razón, pero mi cuerpo no respondía a ellas, porque en el fondo no era lo que quería. Me llevó mucho tiempo averiguar que es lo que yo realmente quería, ya que había abandonado mi personalidad para llenarla de lo externo y hacerlo parte de mi.
Esto pasó desde que me fui a America con ganas de ser mejor persona, más parecida a como mis padres querían, y todo el tiempo que estuve metida en el Opus, hasta la crisis de los 18 y post crisis de los 19 hasta los 21. Que luego se unió con la segunda crisis, de los 24, cuando pasó todo aquello entre mi familia y mi ex. Que fue como una segunda parte en la evolución a un conocimiento verdadero de quien era yo y que quería realmente en la vida. En el fondo fue recordar quien era yo antes del cambio que di a los 13 años. Quien era yo de niña, que es cuando somos naturales y nos comportamos tal y como somos.

No hay comentarios: