Un día paseando por la calle me encontré una gatita muy bonica, con rayas grises, negras y blancas, por todo el cuerpo, excepto las patas, el pecho y el morrito, que son blancos. La saludé con cariño y la gata sin asustarse vino directamente hacia mi. La tomé y cambié el rumbo, pensaba ir a comprar pero volví a mi casa y le presenté a mi marido a la gatita y a la gatita mi marido. Los dejé un rato para que se conocieran y mientras fui a hacer la compra. Le compré comida, tierra para las necesidades suyas y un collar verde muy coqueto. Poco a poco nos hemos hecho a la gatita, que se me ocurrió llamarla Coti, porque es muy cotilla y todo lo quiere saber e investiga mucho por todos sitios, para encontrar nuevos escondrijos o algo diferente con lo que jugar. Ella ya nos conoce y juega con nosotros. Se sube por todos sitios pero a mi me gusta verla porque es muy guapa y tiene una figurita muy mona, siempre me acompaña a todos los sitios de la casa a donde voy y asi se me pasa el tiempo más rápido y se hace más ameno, es una buena compañera.
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